La Historia De La Revolución Rusa
La Revolución Rusa fue un evento histórico que tuvo lugar en Rusia en el año 1917. Fue un acontecimiento que marcó el inicio de la era comunista en el país y tuvo consecuencias políticas, sociales y económicas de gran magnitud.
Antecedentes
Para entender la Revolución Rusa, es importante conocer los antecedentes que llevaron a su estallido. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Rusia era un país con una economía agraria predominantemente, con una gran desigualdad social y con un sistema político autocrático liderado por el zar.
La primera década del siglo XX estuvo marcada por protestas y disturbios, con la clase obrera y los campesinos demandando mejores condiciones de trabajo y mayor participación política. Estos conflictos se agravaron con el estallido de la Primera Guerra Mundial, que trajo consigo escasez de alimentos y un aumento en la inflación.
La Revolución de Febrero
La Revolución de Febrero de 1917, también conocida como la Revolución de Marzo (según el calendario gregoriano), fue el primer levantamiento que derrocó al zar Nicolás II y estableció un gobierno provisional en Rusia. Esta revolución fue impulsada por la clase obrera y las tropas del ejército ruso descontentas con la situación del país.
El gobierno provisional, liderado por Aleksandr Kerenski, promovió reformas políticas y sociales, pero no logró satisfacer las demandas de la población. Además, Rusia todavía estaba en guerra y el descontento seguía creciendo.
La Revolución de Octubre
La Revolución de Octubre, también conocida como la Revolución Bolchevique, fue el segundo levantamiento que tuvo lugar en Rusia en 1917. Fue liderado por el partido comunista bolchevique, encabezado por Vladimir Lenin.
El 7 de noviembre de 1917, los bolcheviques tomaron el control del Palacio de Invierno en Petrogrado (actual San Petersburgo) y derrocaron al gobierno provisional. Lenin estableció un nuevo régimen comunista y comenzó a implementar reformas radicales.
Consecuencias
La Revolución Rusa tuvo importantes consecuencias a nivel político, social y económico. Rusia se convirtió en la Unión Soviética y adoptó un sistema comunista, basado en la propiedad estatal y la planificación centralizada de la economía.
La revolución también tuvo un impacto global, ya que inspiró a movimientos revolucionarios en otros países y tuvo repercusiones en la política internacional durante el siglo XX.
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